Tropecé con él de
casualidad, en una librería. Fue una de esas tardes de aburrimiento abrupto en
las que no sabes si cortarte las venas o dejártelas largas. Yo opté por irme a
ver libros. Me gustaba aquello: leía títulos, contraportadas, veía los diseños
de las diferentes editoriales y me creaba una lista de futuros libros a leer. Y
entre todos aquellos libros descubrí este 1984
de Orwell.