Mi
padre un día me dijo: « ¿está loco un hombre que corre desnudo por un
desierto?». Aquel día no supe que contestar, pero hoy, que me encuentro en la
utópica tesitura que él me planteó, me respondo a mí todo el tiempo, a la vez
que le contesto a él, esté donde esté: sí, un hombre que corre desnudo por un
desierto está completamente loco.
Nada
a mi izquierda, nada a mi derecha, no sé en qué dirección corro, ni lo que
busco, ni por qué estoy desnudo. Quizás no esté aquí, o sí. El calor es de
verdad, eso por lo menos lo sé.