martes, 23 de octubre de 2018

La ventisca que se llevó un andamio.


El ocaso de la semana me pilla aquí,
viendo cómo el cielo se cae tras la ventana,
tecleando palabras que no ayudan a nadie,
trabajando con resaca.
Mientras, mis ojos se fijan en la otra esquina,
donde alguien teclea, como yo,
de tal forma que no puedo dejar de mirarle;
me acuerdo de aquel mensaje.
Mi cuerpo me pide abandonarme a la comodidad,
mi mente vuela hacia aquellos ojos,
¿dónde estás? me pregunto,
la respuesta es que no aquí.
Un relámpago me devuelve tu cara,
una canción tu silencio y el suyo;
sueño que no puedo alcanzar nada,
despierto y puedo levantarme.
Mientras le veo mirar por la ventana,
cómo la ventisca sacude la ciudad,
yo le pienso y te pienso a ti también:
maldito mensaje que cuatro años atrás,
puso inicio a mi final.


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