Dijeron que tus
besos eran veneno,
dijeron que tus
ojos hacían piedra,
dijeron que tus
manos rompían almas,
Oí que en tu
mundo solo había lluvia,
yo vi al
arcoíris nacer de ti, y
lloví cuando
la tormenta volvió.
Yo vi que tu
jaula era eléctrica,
y que por eso
volar no podías.
Me miraste y me
dijiste que huyera,
me miraste y no
quise escucharte,
me miraste y yo
vi el miedo en ti,
miedo de ti,
miedo de mí, miedo.
Yo miré en tu
interior y la vi, allí
encontré a la
niña perdida, allí
la cogí de la
mano y tiré, pero
no pude,
calambres a mí, pero
lo intenté de
nuevo, y nada. Pero
si permanecer
allí pudiera,
por algunos
días siquiera,
igual mi tesón
consiguiera,
que la lluvia
desapareciera,
y que la niña
descubriera,
que hay luz ahí
afuera.
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