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lunes, 29 de agosto de 2016

Al Joker no le gustan las piñas.

El día que todos descubrimos que al Joker no le gustan las piñas hacía mucho frío, más de lo habitual. El cinco de enero de 2015, en la Cárcel de Alhaurín de la Torre, todos los presos estábamos en el patio, charlando. Algunos jugaban unos leoncitos en la portería pintada en la pared del fondo con el balón que un día unos niños extraviaron al embarcarlo dentro de la propiedad, otros fumaban en una esquina escudriñando el horizonte, intentando encontrar una manera de salir de aquí física o mentalmente, o alguna esperanza para aguantar un día más, o un milagro; algo, en definitiva. El resto, los que éramos demasiado viejos para algo así, preferíamos estar sentados y charlar.
El Joker, don Javier de Santamaría González, uno de nuestros veteranos, estaba a tan solo dos meses de la ansiada libertad y, obviamente, el tema central de conversación era su inminente salida y de los proyectos de futuro que podría tener.

viernes, 1 de julio de 2016

Mundos, y Sevilla.

−No me etiquetes. Odio las etiquetas.
− ¿A qué te refieres?−, pregunté yo, dando un trago a mi Corona.
−El mundo está lleno de etiquetas. ¿Por qué? No lo entiendo. Las etiquetas lo que hacen es limitarlo todo, y no comparto eso para nada. Si buscas en un diccionario la definición de hombre, encontrarás “persona del sexo masculino”, y si buscas mujer, encontrarás “persona del sexo femenino”. Para mí, las palabras hombre y mujer son etiquetas, y la verdadera esencia se encuentra en la similitud que hay en ambas definiciones. Personas. La palabra persona engloba a todos los seres humanos con capacidad de razonar, de sentir, de vivir.